Saturday, September 14, 2013

"Las viudas de los jueves" de Claudia Piñeiro

“Estás atrapado por las paredes que tú mismo construyes”. Creo que con esta frase se podría resumir a la perfección “Las viudas de los jueves”, una novela de Claudia Piñeiro en la que hace más de una semana no puedo dejar de pensar. Porque hay ciertos libros que te atrapan, que te someten y te obligan a pensar en ellos.

Imagina una urbanización a las afueras de buenos Aires, a unos treinta kilómetros. Un lugar cerrado como un fortín lleno de chalets de lujo, piscinas, pistas de tenis, campos de golf y vecinos adinerados. Un lugar de donde no necesitas salir, un lugar para estar a salvo de la gente, de la miseria, de la tristeza. Una urbanización donde todo está pensado: Las flores, los parterres, las fiestas, los colegios donde los niños aprenden bien el inglés, donde los sirvientes son cacheados a la salida para asegurarse de que no roban nada. No, no hablo de ciencia ficción, hablo de un lugar que podríamos emplazar en Madrid, en Barcelona, en cualquier ciudad donde haya gente rica que no quiere juntarse con gente pobre. Altos de cascada, se llama ese lugar.
Allí viven varios matrimonios que inevitablemente se acaban haciendo amigos, con sus estratos sociales, con sus líderes y bufones, donde todo el mundo cumple una función social. Todos los hombres son altos directivos de empresas y todas las mujeres asisten a variopintos cursos para ocupar su tiempo libre: Jardinería, risoterapía, galas benéficas.
Pero la crisis económica del año 2000 llega a los hogares, a todos, incluidos a los de altos de cascada. Y después el 11 de Septiembre con sus aviones, y las empresas europeas comienzan a llevarse su dinero a entornos más lucrativos, y esos ejecutivos que pasan los fines de semana hablando de la bolsa mientras juegan al golf comienzan a perder sus trabajos y su vanidad. Poco a poco, sus vidas comienzan a resquebrajarse.
¿Cómo actúan los ricos cuando creen que van a dejar de serlo? ¿Cómo actúan las mujeres que ven peligrar su estatus económico? Diez personajes en cinco parejas deben afrontar estos peligros. Pero no pueden recibir ayudas de afuera, porque han quedado encerrados por las paredes que ellos mismos han construido.
Escribo esto sin haber visto la película basada en el libro, y con miedo de hacerlo. Porque yo sé cómo son el Tano, Martín, Mavi, y Gustavo. Porque Claudia Piñeiro ha puesto un enorme talento y dedicación en dejármelo claro. Prístino.

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