Monday, April 26, 2010

La maleta

Golpeo la puerta de su casa una y otra vez, furioso. La golpeo hasta que me duele la mano, pero no me detengo. Y no me detengo porque empiezo a comprender que detenerse es empezar a morir. Anoche no habría pensado nada de esto, pero anoche no es hoy, y desde luego hoy no es ahora.